Bautismo Espiritual v2 cap 3 La Venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés.

Tabla de Contenido

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I. Profecías relacionadas con el Bautismo del Espíritu
II. El Prometido Bautismo en el Espíritu Santo.
III. La Venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés. — presente página —
IV. Referencias después del Día de Pentecostés.
V. La Llenura del Espíritu Santo.
VI. El Bautismo significa que la persona es ahora parte (identificado con) el cuerpo de Cristo, la Iglesia.
VII. Problemas, Dudas, y Cuestiones sobre el Bautismo del Espíritu.




III. La Venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés




A. Fe es requisito para Recibir al Espíritu Santo

Juan 7:37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Juan 7:38-39 hace la anotación que después de que Jesús subiera al cielo, los que creen en Jesús iban a recibir el Espíritu Santo. En el caso de los discípulos, ellos ya eran salvos[1] antes del día de Pentecostés. Para ellos que fueron salvos bajo la antigua dispensación, la salvación y el bautismo del Espíritu Santo serán separados. Es sumamente importante de entender Juan 7:39. Bajo el Nuevo Pacto, todos los que creen en Jesús como su Salvador personal recibirán el Espíritu Santo en este momento de creer y aceptar a Jesús. Cuando Jesús anunció esto, puso la condición que la bendición del Espíritu Santo sucederá después de la «venida» del Espíritu Santo, y que esta venida iba a suceder después de que Jesús fue glorificado. Pablo también regañó a los Gálatas por confundir este punto.

Gálatas 3:2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. 4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

Ahora todos que son salvos, al momento de ser salvo por Jesucristo, tiene el Espíritu Santo morando adentro de sí mismo para apoyar, ayudar, y dar poder. La promesa del Espíritu es hoy en día ligada con el momento de fe o creer o recibir a Jesús como salvador.

1° Corintios 2:12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

Romanos 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.




B. Todos los Salvos tienen al Espíritu Santo

Esto claramente es que no hay tal cosa como una persona salva que no tiene el Espíritu Santo en el mismo sentido que los discípulos tuvieron el día de Pentecostés. Porque el Espíritu de Dios mora adentro de nuestros cuerpos, nosotros tenemos la obligación de cuidarnos del pecado. Entramos en harto conflicto con el Espíritu Santo morando adentro de nosotros cuando pecamos.

Santiago 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?

Gálatas 3:26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

Colosenses 2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,

Romanos 6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Aunque todos los creyentes en esta época tienen el Espíritu Santo, su presencia es restringida por el pecado. Por esto la Biblia exhorta el cristiano de no dejar el pecado libre camino en su vida. El pecado lucha contra la presencia del Espíritu Santo adentro de la vida del cristiano, y no luchar contra el pecado con ganas es en realidad de luchar contra Dios.




C. El Espíritu Santo es las Arras (anticipo y sello) de Nuestra Salvación

2° Corintios 1:21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, 22 el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. 5:5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.

Efesios 1:13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. 4:30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

Efesios 1:13 es muy exacta. «Habiendo oído… el evangelio… y creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa que es las arras de nuestra herencia». Dios da el Espíritu Santo «de la promesa» (refiriendo a la promesa de dar el Espíritu Santo el día de Pentecostés) después de haber oído el evangelio, en el momento que la persona crea en Jesús. Este Espíritu Santo morando adentro del creyente es las arras[2] o el anticipo de la salvación.

Romanos 8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

2° Timoteo 1:12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. 13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.

1° Juan 2:27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Entonces la Biblia claramente presenta que el Espíritu Santo es dado por Dios al momento de la salvación y permanece en el creyente, guardado por Dios (el creyente debe guardar su fe, pero Dios guardará su salvación). Otros versículos que mencionan el Espíritu que mora adentro de nosotros son: Romanos 5:5; Santiago 4:5; 1ª Tesalonicenses 4:8; 2ª Timoteo 1:7; 1ª Pedro 1:12, 4:14; 1ª Juan 4:13.




D. La venida del Espíritu Santo sobre los discípulos en Jerusalén

Lucas 24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

Juan 16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. 8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

En estos dos versículos citados, el bautismo del Espíritu Santo que Jesús iba a hacer a todos los creyentes fue todavía futuro. Además hubo la necesidad que Jesús haber sido glorificado antes que Dios iba a dar el Espíritu Santo (Juan 7:39). Juan 16:7-8 pone más claro, que la venida del Espíritu Santo tuvo que ser después que Jesús regresara al cielo. Si no fuera Jesús al cielo, no llegaría el Espíritu Santo. Lucas 24:49 nota que ellos serían «investidos de poder desde lo alto.»

Juan 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. 15:26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Hechos 1:4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. 8 pero recibiréis poder[3], cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 2:3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17 Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne… 18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán… 21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

Un regalo de Dios tan especial como el Espíritu Santo no puede ser dado a todos los creyentes en el mundo sin una explicación. Por esto encontramos que la venida del Espíritu Santo llegó en «fases» según Hechos 1:8. Esto va acompañado con varios de los apóstoles llegando para explicar este don especial. Dios les concedió el Espíritu Santo en esta forma porque los creyentes bajo el Antiguo Testamento se traspasaron al Nuevo Pacto y para tratarles bien, Dios necesitaba hacer un estilo de transición. Esto vemos en la venida del Espíritu en Jerusalén, luego en Samaria y lo último de la tierra.

Hechos 5:32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.

Aquí también debemos anotar que obediencia es un requisito para recibir el Espíritu Santo. Esto es la verdad la salvación, porque solamente los que obedecen el mandamiento de Dios el Padre de aceptar a Jesucristo como su salvador personal son salvos. Pero también para los cristianos es verdad, porque la presencia del Espíritu Santo no existe con fuerza donde hay pecado no frenado (donde no hay obediencia).




E. La Venida de Espíritu Santo sobre los Samaritanos[4]

La promesa de Dios en Hechos 1:8 fue que Dios iba a dar el Espíritu Santo en una medida extraordinaria para que los discípulos de Jesús pudieran ser testigos al evangelio «en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.» Hechos 2:14 indica que Pedro predicó en esta ocasión a los de Jerusalén y Judea. Luego la persecución bajo la mano de Saúl empezó en Hechos 7 y 8, y «todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y Samaria» (8:1). Encontramos en Hechos 8:4 que los nuevos creyentes (con la promesa del Espíritu Santo), «anunciando el evangelio».

Hechos 8:15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.

Aquí encontramos una situación que muchos usan para aplicar a nosotros hoy en día. Oraban por los discípulos, imponían las manos, y recibieron el Espíritu Santo. Es importante de fijar en los versículos anteriores que la promesa del Espíritu Santo iba a llegar específicamente a los discípulos en Jerusalén. Sabemos de Juan 4:39-41 que hubo también creyentes en Samaria.

En Hechos 10, Pedro explica lo que pasó en Samaria y su importancia. Después que Dios le dio a Pedro la visión de los animales en el gran lienzo y desde luego la conversión de Cornelio, Pedro empezó a ver que Dios no iba a limitar la salvación a los judíos ni preferir a los judíos entre la nueva «nación» o nuevo pueblo de Dios, la Iglesia. La relación entre los creyentes no iba a ser con preferencia a los creyentes judíos, pero entre creyentes de todas las naciones. Esto es una revelación bastante importante. Pedro llegando a esta conclusión se levantó en frente de estos gentiles y dijo:

Hechos 10:28 Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; 34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. 36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. 40 A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. 44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó[5] sobre todos los que oían el discurso. 45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. 46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. 47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? 48 Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.

Debemos anotar aquí que la salvación, según Pedro en 10:43, es a todos los que creen en Jesús. Habiendo dicho esto, el Espíritu Santo vino en una forma tan fuerte y obvia que es descrito así, «el Espíritu Santo cayó sobre todos.»[6] Pedro y los demás judíos creyentes de Jerusalén fueron atónitos (10:45) que los gentiles iban a recibir este don del Espíritu Santo como ellos recibieron el día de Pentecostés. De inmediato, Pedro mandó que sean bautizados en agua (Cornelio y los demás gentiles con él), y fue así. Vemos otra vez el bautismo en agua después de la fe salvadora como con Felipe y el eunuco (Hechos 8:27-39). Esto fue más para los creyentes judíos que para los gentiles (nosotros). Los creyentes judíos aparentemente no pensaron que los gentiles creyentes iban a entrar en la salvación y el poder del Espíritu Santo igualmente como a un judío creyente[7].

Cuando noticias de todo esto llegó a los creyentes judíos en Jerusalén, le llamó a Pedro para explicar sus acciones (Hechos 11) y su compañerismo con los gentiles. Pedro explicó como sucedió los eventos. Es importante de ver que Pedro hace igual la experiencia de los discípulos (todos judíos en Hechos 2:5) en Jerusalén el día de Pentecostés con lo que pasó con los Samaritanos (gentiles – Cornelio, parientes y amigos Hechos 10:24) en Hechos 10:44.

Hechos 11:15 Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. 16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.

Entonces en la mente de Pedro la «caída del Espíritu Santo» en Hechos 10:44 y Hechos 11:15 es lo mismo de que pasó el día de Pentecostés en Hechos 2 («el bautismo con el Espíritu Santo»). En Hechos 2 dice «fueron todos llenos del Espíritu Santo». Pero el problema de creyentes gentiles no terminó allí. La cuestión de como los gentiles iban a relacionar con los judíos creyentes, y realmente como los judíos creyentes con la Ley de la Antigua Dispensación continuaba ser un problema grave. Llegó a un clímax en Hechos 15, en el concilio de Jerusalén.

Hechos 15:7 Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. 8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; 9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones[8]. 11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.




F. La Venida del Espíritu Santo sobre los gentiles de Efeso.

Lo importante de todo esto es que los judíos creyentes en Jerusalén en sus racismos y perjuicios no pensaron que Dios iba a dar el Espíritu Santo a los gentiles igual a ellos, por el simple creer en Jesús como su Salvador personal. Los gentiles, en su opinión, tendrán que observar la Ley de Moisés y ser obligados a todo lo que los judíos sufrieron (circuncisión por ejemplo). Sin embargo la conclusión es que Dios por medio de los señales que en aquel tiempo acompañó la venida del Espíritu Santo, lenguas y lenguas de fuego, sí, les aceptó sin observar o ser bajo la Ley de Moisés. Estas señales hacen obvio que el Espíritu Santo acaba de venir sobre alguien.

Debemos poner esto en perspectivo. Las señales acompañaron la venida del Espíritu en Hechos 2 para los judíos incrédulos, para que ellos entendieran el juicio de Dios contra Israel. Ya el rechazo de Israel por Dios ha llegado. Esto es el importante de lenguas en Hechos 2. Pero tanta que las lenguas el día de Pentecostés fueron un señal del rechazo de Israel por Dios que también el día de Pentecostés fue la bendición de Dios (regaló la promesa, el Espíritu) a los creyentes gentiles. En la segunda ocasión es Hechos 10, una vez más vemos el cumplimiento según Hechos 1:8 (Jerusalén y Judea, Samaria, y hasta lo último de la tierra). Los Samaritanos, que fueron hermanos de los judíos pero ahora por el casarse entre gentes no judíos, fueron rechazados por los judíos como peor que un gentil. Dios dio el don del Espíritu a los Samaritanos indicando el favor y aceptación de Dios a ellos. Pero según Hechos 1:8, falta «hasta lo último de la tierra», un caso con gentiles que no tuvieron ningún relación con los judíos. La última mención de la venida del Espíritu y lenguas en los Hechos es en Hechos 19:2.

Hechos 19:2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

Esta ocasión es la última en que vemos el Espíritu Santo viniendo sobre alguien. Hubo algunos judíos, creyentes bajo el Antiguo Testamento, esperando el Mesías, que viviendo en Jerusalén y Judea que fueron testigos de lo que pasó a Jesús. Ellos recibieron el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Nota en Hechos 19:2 la expectación y la norma para los gentiles que tuvo Pablo, «¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?» Los otros creyentes, bajo el Antiguo Testamento esperando al Mesías, recibieron el Espíritu Santo al momento de oír quien era el Mesías, el hombre Jesús.

Aparentemente hasta este punto, los judíos y Samaritanos que no fueron creyentes en el Mesías bajo el Antiguo Testamento pero creyeron en Cristo al oír el evangelio recibieron el Espíritu Santo al momento de la salvación. Lenguas como una señal se cae a la oscuridad de aquí en adelante. Solamente son mencionadas en la sección en 1ª Corintios 12-14 donde Pablo trató el abuso o mal uso de lenguas en los cultos en Corintios.

Debemos recordarnos que la iglesia en Corintios era una iglesia carnal, en lo cual Pablo tuvo que regañarla excesivamente. De todas las epístolas que escribió Pablo, Pablo escribió más a esta iglesia que cualquier otra. También debemos recordarnos que igualmente en el principio del primer pacto, cuando Dios dio la Ley a Moisés, hubo milagros y muchos señales. Muy pronto después de esto los milagros y señales desaparecieron. Ellos comprobaron el mensaje de Dios de punto de vista de Dios, pero la gente no creía en el mensaje aunque hubo señales y milagros. Moisés hizo muchos milagros delante de Faraón. Por los poderes de Satanás y los demonios los magos de Faraón pudieron duplicar todas las señales y milagros del mensajero de Dios, y los milagros y señales de Dios nada más hicieron endurecer el corazón de Faraón.

Un verdadero creyente en Dios siempre va a creer la palabra de Dios con o sin los milagros o señales. Sabiendo bien la Biblia, sabemos que Satanás va a engañar muchos, y si fuera posible, hasta los meros cristianos.

Mateo 24:24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

Los cristianos sabios y espirituales no confían en hombres o movimientos que demuestra su bendición de Dios por que hacen milagros y prodigios. Esto era el mismo argumento que hicieron los magos a Faraón. El cristiano sabio y espiritual juzga todo para ver si concuerda con la Biblia.

[1] Jesús declaró que sus discípulos estaban «limpios» en Juan 15:3. También el sentido de Juan 13:10 es que los que ya son salvos no necesitan un baño completo, pero nada más el lavado de los pies del polvo que se pega por andar en el mundo. Esto refiere no a una salvación de sus pecados pero una revisión y limpieza mas ligera (un ejemplo es en la cena del Señor).

[2] «Las arras» – Lo que se da por prenda y señal de algún contrato. Monedas que, al celebrarse el matrimonio, da el desposado a la desposada. (Diccionario Pequeño Larousse)

[3] Hay muchos que quieren una «nueva experiencia de Pentecostés.» Pensando que la experiencia de hablar en lenguas y ser movido por fuerzas sobrenaturales es esta experiencia. Lea el pasaje muy bien. El poder que recibieron fue para hablar el evangelio con denuedo (sin temor) a muchas gentes. De testificar y predicar sin miedo y con poder de Dios es la experiencia de Pentecostés. Esto es el propósito de la venida del Espíritu Santo el Día de Pentecostés. Lo sobrenatural o la cosa que fue maravillosa ni fue el sonido de viento, ni las lenguas de fuego, ni el hablar en lenguas. La maravilla fue que los mismos discípulos que abandonaron a Jesús ni cincuenta días anteriores porque no quisieron ser relacionados con él en su persecución, ahora estaba predicando su mensaje (el evangelio) y en su nombre con denuedo (sin temor). Sobre todo, Pedro que le negó a Cristo tres veces en la noche de su entrego, ahora se pone de pie y predica, pero no en un cuarto cerrado con puros creyentes, pero a los judíos que le entregaron.

[4] Un poco después de la división de la nación de Israel a ser dos, judía y Israel, el rey de Israel, Omri compró un monte de Semer por 2 talentos de plata. (Montes fueron frecuentemente lugares de adoración de ídolos.) Lo llamó Samaria por Semer (1ª Reyes 16:23-24). En su historia fue atacado varias veces por el Rey de Siria, Ben-adad. En uno de estos, llegaron a punto de morir de hambre, los ciudadanos de Samaria pensaron que todo fue perdido y que iban a perecer. Algunos leprosos salieron de la ciudad para rendirse a este Ben-adad en esperanza de misericordia y algo de comida. En lugar de rendirse encontraron que los sirios han huido en la noche y dejaron una gran provisión de tesoros y comida (2ª Reyes 6:24-33; 7:1-20). En los tiempos del Nuevo Testamento, los Samaritanos fueron una raza mixta de judíos y extranjeros (2ª Reyes 17:24-41). Por eso los judíos odiaban a los Samaritanos y no tuvieron ningún trato con ellos (Juan 4:9). Luego los judíos le acusaron a Jesús de ser Samaritano como insulto (Juan 8:48). La actitud de los judíos hacia los gentiles y los Samaritanos es importante aquí. Los Gentiles fueron inmundos, o sea, no limpios, por no ser descendientes puros de Abraham. Los Samaritanos igualmente por no mantuvieron su raza pura. Jesús específicamente mandó a sus discípulos que llevaran el evangelio a los Samaritanos y los Gentiles. Es interesante que Eliseo, que mandó Naamán a bautizarse (zambullirse) en el Jordán siete veces, vivía en Samaría (2ª Reyes 5:3).

[5] La Caída del Espíritu Santo – Los versículos hablando del Espíritu «cayendo» sobre arguyen son los siguientes: Ezequiel 8:1 cuando «se posó (cayó) sobre mi (Ezequiel) la mano de Jehová el Señor»; Ezequiel 11:5 «vino sobre mí (Ezequiel) el Espíritu de Jehová» para predicar a Israel; Hechos 8:15-17 – todavía no había venido el Espíritu Santo sobre los Samaritanos; Hechos 10:44 – sobre los creyentes Samaritanos; Hechos 11:15 comentario de Pedro sobre Hechos 10:44. Hechos 8:15-17 hace igual el «recibir el Espíritu Santo» con el «había descendido (caída)». El «recibir» el Espíritu Santo en Hechos 8:15-17, tiene la idea de tomar posesión de algo, de recibir (Mat 10:8; 19:29; 20:7,9,10,11; 21:22) o tomar (Mat. 5:40; 8:17; 10:38; 13:33) (para el activo y pasivo en el mismo contexto véase Mat 10:41; 13:20; 16:10; 17:24; 17:25. Mateo 15:36 donde alguien tomó posesión para echarlo a los perros). Juan 1:13 usa este verbo con recibiendo/tomando a Jesucristo. Su paralelo con la salvación muestra el principio bien. La salvación es por recibir a Jesús como salvador personal. Es a la misma vez tomada por la persona, pero también es dado de Dios en forma de regalo, gratis. «No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo» Juan 3:27. El sentido es de tomar posesión de algo, si es dado a la persona (la persona es pasiva) o tomado por la persona (la persona es activa). No podamos diferenciar entre los dos por la palabra, pero el contexto normalmente hace claro si debe ser «tomar» o «recibir».

[6] En versículo 10:46 dice que ellos también «hablaban en lenguas». El día de Pentecostés cayó en un día festivo que fue la celebración en Dios dio la ley a Israel en Sinai. En dando la ley, también hubo fuego, milagros, y voces, pero igualmente como estos señales y milagros ocurrieron nada mas en el principio de dar la ley, también no lo vemos en la Iglesia en los años que sucedieron.

[7]Aquí tenemos el ejemplo sobresaliente del orden de eventos en la salvación de los Gentiles: (1) la predicación del evangelio (Hechos 10:34-43), (2) la salvación por fe – «todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre» (10:43), (3) la venida del Espíritu Santo inmediatamente (10:44), (4) el bautismo en agua (10:47-48).

[8] Es sumamente importante esta frase. Pedro explica que la venida del Espíritu Santo sobre ellos en el día de Pentecostés es dado igualmente a los gentiles. Esta purificación de sus corazones es «por la fe». El bautismo del Espíritu Santo ocurre el momento que uno tiene fe salvadora.